Acá el silencio se convierte en sonido, no vale el tiempo pero valen las memorias. No se cuentan los segundos, se cuentan historias.
"C: ¿Qué hacemos con la gente que nos dice todo el día cómo deberíamos ser?
J.B.: El problema no es qué hacemos con esas personas, sino con nosotros.
C: (Preocupada) Sí, claro, pero con respecto a ellos, ¿qué hacemos?
J.B.: Dejarlos ser. Ellos tienen todo el derecho de ser como son: cargosos, autoritarios, repetitivos, perfeccionistas y hasta paranoicos. Y uno tiene, por supuesto, el derecho de escucharlos, tolerarlos, desobedecerlos, ignorarlos, echarlos o abandonarlos."