Acá el silencio se convierte en sonido, no vale el tiempo pero valen las memorias. No se cuentan los segundos, se cuentan historias.
Elijo y me hago responsable de lo que elijo.
Atención: ¡De lo que elijo! Esto implica que soy responsable de todo lo que hago y de todo lo que digo, que soy responsable de todo lo que dejo de hacer y de todo lo que me callo; y también implica que de lo único que no soy responsable es de lo que siento (Sí de lo que haga con lo que siento, pero no de lo que siento). Porque esto que siento no lo elijo yo y porque no hay nada que yo pueda hacer para sentir algo diferente de lo que siento.